Bebida recomendada para lectura: Yerba Mate.
Bonus (Opcional): Tomar en matera de palo santo.
Canción recomendada para lectura: “Taco Truck x VB” de Lana del Rey.
Saludos nuevamente a nuestros ávidos lectores, en esta oportunidad traemos a vuestra consideración un caso singular pero interesante en el mundo de la moda. Todo aquel que se considere mínimamente atraído por esta industria, ha oído hablar de Anna Wintour, una trailblazer en todo el sentido de la palabra, enigmática como solo ella puede serlo, respetada y admirada por su legado. Sin embargo, no mucha gente hace la misma conexión cuando se menciona el nombre. Anna Dello Russo, una mujer que, para ser completamente justos, también ha aportado tantísimo a la industria de la moda de maneras muy diversas.
Lo cierto es que, cuando se hace un poco de investigación en la vida de ambas, podemos encontrar que comparten en común el hecho de que, con sus acciones, ingenio y creatividad, han podido no solamente hacerse de un nombre y prestigio, sino también han logrado llevar a la moda a plataformas nunca antes vistas, sin duda, una bocanada de aire fresco, una fuente de inspiración para miles de almas. No obstante, esta correspondencia en su vida profesional dista mucho del estilo personal y decisiones creativas que las caracterizan, tal y como veremos a continuación:
En el caso de A. Wintour, nació en Hampstead, Londres el 3 de noviembre del año 1949 (Escorpio a leguas) y, siguiendo el patrón iniciado por Diana Vreeland, se convirtió en una de las figuras más importantes e influyentes desde su puesto actual como editora en jefe de la edición estadounidense de la tan afamada revista “Vogue”.
Desde 1988, bajo la dirección de Wintour, dicha revista produjo portadas icónicas como la revolucionaria y controversial edición que lucía en su portada a la modelo israelí Michaela Bercy luciendo un conjunto pop chic de alta costura “Christian Lacroix” con unos sutiles jeans “Guess”, fotografiada por Peter Lindbergh y estilizada por Carlyne Cerf de Dudzeele.
Desde entonces, la edición estadounidense ha presentado y celebrado a mujeres como: Naomi Campbell (por Patrick Demarchelier), Madonna (por Patrick Demarchelier), Michelle Obama (por Annie Leibovitz), Lady Gaga (por Mert Alas y Marcus Piggott), Rihanna (por Annie Leibovitz), entre muchas más.
Tampoco podemos dejar de celebrar el aporte que Wintour hizo realidad con Teen Vogue (1993) o la jugada filantrópico-estratégica del MET GALA, la cual recauda fondos anualmente para el Instituto Metropolitano de Arte de Nueva York y, a la vez, nos da un espacio único de entretenimiento, moda, glamour y, como no, gossip.
Sobre su estilo personal, lo característico en ella es la constancia, la pulcritud, el status quo, lo tradicional, siguiendo el paradigma de la belleza clásica y elegante. Su corte bob y lentes de sol negros trascienden de ser una mera elección al azar a ser una ingeniosa estrategia de branding que se ha convertido en un staple de su marca personal.
En cuanto a A. Dello Russo, nació en Bari, Italia el 19 de abril del año 1962 (Aries como era de esperarse) y su repertorio incluye un recorrido de 18 años como Editora de Moda en la edición italiana de Vogue (bajo la dirección de Franca Sozzani), para luego Editora Jefe de L’Uomo Vogue de 2000 a 2006. Más recientemente, ostenta el título de Editor-at-large o Editora General, así como Consultora Creativa de Vogue Nippon, es decir, la edición japonesa de Vogue.
Ha realizado colaboraciones con YOOX (2010), H&M (2012), Vimeo (2012), H&M Suecia (2013), PETA (2018) y, más recientemente con 7 For All Mankind (2023). Además, desde el año 2018 es Directora Científica del Instituto Marangoni campus Milán. Entonces, si tuviéramos que definir su estilo personal, los adjetivos “extravagante” o “excéntrica” serían decir poco, ya que, es una wild card en la industria de la moda.
A manera de paralelismo cinematográfico para explicar esta situación, se nos viene a la mente la escena de la película “Si Tuviera Treinta” (2004) donde Jenna Rink y Lucy Wyman se disputan en la presentación de sus conceptos creativos para salvar a la revista “Poise”. En este caso, el concepto nostálgico-tradicional, urban–relatable de Jenna podría compararse al de Wintour; mientras que, el concepto goth–edgy, fashion suicide de Lucy sería equiparable a lo riesgosa y unapologetic que es Dello Russo.
Lo irónico es que, mientras que los conceptos de Jenna Rink eran más classic beauty, su guardarropa demostraba gran versatilidad como el icónico vestido que usó en la escena de “Thriller”; y, mientras que Lucy Wyman tenía ideas más avant garde, su forma de vestir era mucho más sobria.
En cierto modo, es como comparar la arquitectura victoriana versus el deconstructivismo, el estilo de Iris Apfel con el de Carmen Dell’orefice, o el trabajo de Tamara de Lempicka con el de Yayoi Kusama. Pero lo que nos trae aquí no es hacer comparaciones o disputas, sino apreciar y celebrar dos talentos que son, con todas sus letras, magnánimos y que han impactado de maneras inimaginables dentro y fuera de la industria de la moda.
A este punto nos podemos dar un momento para apreciar lo diversa y variopinta que es la comunidad de la moda, venimos de todas partes del mundo, tenemos distintas confesiones (o ninguna), hablamos diferentes idiomas, nuestras personalidades pueden ser diametralmente opuestas, pero todos apuntamos a lo mismo: nuestro amor por la moda, porque la vemos como puro arte, como una fuente de inspiración creativa, como un manifestode equidad o, simplemente, como un escape, una medicina, medicina para el alma.